domingo, 31 de agosto de 2008

Huracan 0 - Boca 3

Juego de chicos

El Xeneize suplió bien las ausencias de Riquelme, Palacio y Palermo y se llevó un triunfo clave de La Paternal. Viatri y Gaitán, en dos ocasiones, anotaron para el equipo de Ischia ante un rival que volvió a sufrir con su falta de contundencia.



Apenas ocho minutos tardó Boca en darse cuenta que no tiene necesidad de salir a buscar goles afuera para no extrañar a Palermo. En el primer centro claro que cayó en el área, el pibe Viatri anticipó como lo suele hacer el Loco, la mandó adentro y despejó el panorama respecto a quién debe jugar ante la ausencia del nueve titular. Se podrá decir –y con razón- que enfrente estuvo Huracán, un rival que pese a los cambios que dispuso Ubeda volvió a demostrar su falta de contundencia en ataque y, encima, se encontró con una tarde estupenda de Caranta. Demasiado para evitar su tercera derrota en cuatro presentaciones. Las carencias del Globo, sin embargo, no opacan todo bueno lo hecho por Viatri y compañía en la trabajada victoria por 3-0 en La Paternal.

No era fácil la misión que tenían los pibes. Porque no sólo se trataba de sustituir a Palacio y Palermo, sino también de rodear bien a Gracián, a quien cada vez que entra se le pide que haga lo que nadie, excepto Riquelme, puede hacer en el fútbol argentino. "Es el reemplazante natural", dijo Ischia, cuando lo confirmó entre los titulares. Y no miente, ni se equivoca. Es que el Tano pone ganas, la pide, se muestra y, si la situación lo exige, también trabaja para el equipo en la recuperación de la pelota. Así, en el final del primer tiempo, cuando el Globo apretó y fue con más empuje que ideas contra el arco de Caranta, el enganche se retrasó y armó un bloque en el medio junto a Vargas y Battaglia. Pero su materia pendiente sigue siendo la conducción del equipo. Ahí es donde todavía el ex Vélez no termina de ganarse la confianza de la gente.

Caranta confirmó que los dirigentes acertaron en no traer otro arquero para discutirle el puesto. Fueron cinco intervenciones brillantes las del cordobés, tres en el cierre de la primera etapa, para mantener a su equipo arriba. Y no fue menos importante en el segundo tiempo, porque Boca entró dormido y la pasó mal. Además, en ataque se diluyó ya que tanto Goltz como Herner ajustaron las marcas y entonces Noir y Viatri no tuvieron tantas facilidades.

Debía oxigenar el medio Ischia para frenar el envión de Huracán que, apoyado en la presencia de Esmerado y Barrientos ganó la pelota y arrinconó a Boca. El ingreso de Toranzo por Casartelli, además, le dio otra variante por la punta derecha, para ganarle las espaldas a un disminuido Morel Rodríguez. El panorama se le complicaba a la visita, que por entonces se había olvidado de atacar y aguantaba como podía.

"¿Para qué tener a Gracián en cancha haciendo algo que no siente?", se debe haber preguntado Ischia. Y enseguida mandó a otro juvenil, Nicolás Gaitán, en su lugar. A partir de ahí, Boca se adelantó un poco más, equilibró el trámite y empezó a jugar con la desesperación de Huracán. Los espacios cerca de Limia volvieron a aparecer y también las chances para aumentar la ventaja. Primero, a los 28', lo tuvo Noir, pero le pegó mordido y su remate fue bien controlado. Y tres minutos más tarde, Vargas desbordó por derecha y mandó un centro preciso que el ingresado Gaitán transformó en el segundo gol, el de la tranquilidad, el que despertó el "que vamos a salir campeones no tengo dudas..." que bajó desde la popular visitante del Diego Armando Maradona.

Y la frutilla del postre llegó cuando el partido se moría, otra vez por intermedio de Gaitán, quien se aprovechó del desorden que dejó Huracán en el fondo, en su afán por buscar el descuento, y picó solito treinta metros, controló la pelota y definió con categoría frente a Limia.

Prueba superada para Boca y sus pibes. También para Ischia y, por qué no, para los más grandes que bancaron en el peor momento. A disfrutar del aire renovador, entonces, y a no dramatizar tanto las bajas. Pero a no confundirse tampoco. Ni estos chicos son Palacio y Palermo ahora que las cosas salieron bien, ni deberán ser condenados cuando no puedan marcar diferencias. Un poco de paciencia, si es posible.

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