jueves, 31 de julio de 2008

"Que se quede un añito más"

Hernán, hermano del lateral, es el vocero familiar: quieren seguirlo a todos lados y Alemania queda lejos... Conocé afectos y barrio del pibe 10 (millones).



La entrada al humilde barrio Casiano Casas, a veinte minutos de la centro de Rosario, muestra un asfalto que se cruzará, necesariamente, con calles de tierra. Por aquí y por allá, hay ladrillos de esfuerzo y techos de chapa. La mayoría de las viviendas están en construcción. La de Hernán, uno de los siete hermanos de Fabián Monzón, es una ellas. Cerquita está la casa de sus padres, aquella en la que el lateral de los diez millones vivió hasta hace muy poco y donde creció, paradójicamente, sin la ilusión de jugar a la pelota. "Porque él no soñaba con ser futbolista: quería ser recolector de basura, como su papá", cuenta Hernán, el dueño de la gomería que está a unas cuadras, la misma en la que Fabián trabajó en diciembre pasado sólo para juntar un poco de dinero que le permitiera poder salir con sus amigos.

Eso, esto, aquello, todo, absolutamente todo, se ve, se siente y se escucha lejos de ese mundo europeo que insiste en pagar una fortuna y llevarse a la estrella del barrio. Hasta su propia familia se niega a semejante contraste, no se muestra seducida por los millones del Hamburgo. Ellos sólo quieren seguir viéndolo a Fabián como hasta ahora, con la azul y oro. Y cerca de casa. "Le pedimos un añito más en Boca. Que no se vaya, que no se apresure. Distinto sería en otro país como España o Italia, donde es más fácil la adaptación", le cuentan a Olé sus seres queridos.

La situación, el pedido, en el contexto en el que está hecho, no deja de ser sorprendente. Monzón tiene la posibilidad de asegurar en Alemania su futuro y el de todos ellos. Incluso él, el viernes pasado, salió a decirlo a viva voz: "Soy un chico necesitado y con esto puedo ayudar a mi familia", apuró. Pero sus hermanos están preocupados y no lo ocultan. "El es muy bueno de corazón, pero flojo de decisión. Además, le vuelan tanto la cabeza con lo del pase que no puede pensar por sí mismo. Es el entorno que tiene el que lo lleva a pensar en irse", reflexiona Hernán al tiempo que destaca que la plata "no te da felicidad".

Ellos también parecen impactados por estos seis meses a puro vértigo que vivió Fabián. Porque detrás de esta sorprendente venta, también hay una historia particular. La historia de un chico humilde que dio sus primeros pasos en Defensores de América y que después vistió durante un tiempo las camisetas de Argentino y Agua y Energía. Todo, hasta que con 17 años, le llegó la gran oportunidad. ¿En Boca? No, en San Jerónimo Sur, una pequeña ciudad del Interior santafesino. "En realidad, me vinieron a buscar a mí, pero yo les dije que tenía a la persona indicada y lo llevé a Fabián. Costó convencerlo, pero fue. Y en la primera práctica metió dos golazos de mitad de cancha, con tanta suerte que estaba Griffa mirando. Ahí nomás se lo llevó a prueba a Boca, aunque Fabián se pensaba que era una joda", cuenta su hermano.

Para una familia de pura cepa boquense como los Monzón, la llegada de Fabián a ese club fue todo un acontecimiento. Aunque cerca estuvo de durar un suspiro. "Varias veces quiso volverse porque extrañaba", recuerdan. Por entonces, seguía pensando en aquello de ser recolector de residuos: "Incluso en la Navidad de 2006, cuando ya jugaba en las Inferiores, se puso el traje de Cliba y se fue con uno de los hermanos a amontonar la basura en las esquinas para facilitarle el trabajo pesado al padre", cuentan en su familia.

Al parecer, eso de laburar de lo que sea es una vieja costumbre que mantiene, a pesar de este presente que lo muestra al mundo como el lateral izquierdo de la Selección olímpica y, quizás, el más caro del fútbol argentino. "Cómo será todo que cuando le ofrecieron la prueba en Boca no quería ir porque estaba haciendo changas. Es más, en diciembre, antes de ir a la pretemporada, se puso a trabajar un día en mi gomería para juntar plata", cuenta Hernán, uno de los ocho hijos de Rodolfo y Margarita, el verdadero club de fans de Fabián.

"Nosotros lo seguimos a todos lados. Incluso en el barrio hay mucha gente que nunca había mirado un partido y desde el debut de Fabián se hicieron fanáticos", dicen. Quizá por eso se resistan a dejarlo ir. Pero sea cual sea el futuro, ellos están dispuestos a acompañarlo. Porque aunque él soñaba con ser recolector, el papel de futbolista no le sienta nada mal...

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hola!, como va?, muy bueno este Blog, esta barbaro, voy a seguir pasando,cuando quieras pasa por el mio, saludos!! que andes barbaro

Luis